LA NECESIDAD DE LA CRIMINOLOGÍA
Saber si se debe, en esa óptica,
considerar la
Criminología como una ciencia distinta o no, se crea una
simple querella de palabras. Lo que sí es cierto es que la cooperación entre
los adeptos de las ciencias constitutivas se impone, y que los progresos
realizados en estas ciencias fundamentales y en la Criminología están
estrechamente relacionados.
Una concepción demasiado estrecha está
en el origen de las discusiones de la naturaleza científica de la Criminología. El
profesor Ellenberger señala que existe, al lado de las ciencias de lo general
(física, matemáticas, etc.), ciencias cuyo objeto consiste en hechos
particulares, pero que no son estrictamente únicos e individuales. Así, la Criminología figura
en el grupo de las ciencias complejas, al lado de la medicina. Estas ciencias
se distinguen de las otras por las siguientes
características:
Se sitúan en una encrucijada de ciencias
con las cuales no se confunden, pero de las cuales son solidarias. La medicina se
apoya en la anatomía, la fisiología, la física, la química, la biología, etc
Estas ramas no sabrían ser puramente
teóricas; no tienen sentido sino por su aplicación práctica. La medicina
encuentra su razón de ser en la terapéutica y la higiene pública; la Criminología en la
reforma penal, la penología, la rehabilitación y la profilaxis.
Estas especialidades no son únicamente
de lo general, ni solamente de lo particular, sino que están en un vaivén entre
lo general y particular. Es este movimiento de oscilación, como hemos dicho, lo
que define la clínica: en efecto, en su origen la medicina practicada y
aprendida en la cama del enfermo, más bien que en las aulas de la facultad o
del laboratorio. El clínico hace observaciones en la cama del paciente, las
elabora en forma de teoría o de hipótesis sometida a la experimentación. Hay
pues, en la Criminología aplicada como en medicina, aplicación científica
duplicada de una relación de persona a persona entre el clínico y el paciente.
Dichas singularidades no solamente
trabajan en conceptos científicos, sino también en conceptos que expresan
juicios de valor. La medicina se basa sobre tres nociones: salud, enfermedad y
curación, que son imposibles de definir científicamente. En cuanto a la Criminología , se
apoya sobre nociones que expresan juicios de valor: lo justo, lo injusto, la
responsabilidad, el crimen y el castigo.
Las mentadas ciencias se caracterizan
por una finalidad ética autónoma. El juramento de Hipócrates prescribe a los
médicos “primum non nocere”: ante todo no dañar, sino curar, aliviar, consolar.
En Criminología, siguiendo el principio de Becaria
establece: “si es preciso castigar, aplicar el mínimo eficaz de las penas y
asociar la reeducación a la pena, tratar médicamente al criminal cuando se
trata de un enfermo; en fin, prevenir el
crimen antes que castigarlo”
Junio de 2016
José Carrasco y Ferrando es Abogado y
Doctor en Criminología
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