jueves, 9 de junio de 2016



                                    LA NECESIDAD DE LA CRIMINOLOGÍA

 Así como la medicina puede ser definida como una suma de métodos, de puntos de vista y de conocimientos conjugados para la lucha contra la enfermedad, la Criminología es un conjunto análogo para la lucha contra el malestar social que se llama criminalidad.

Saber si se debe, en esa óptica, considerar la Criminología como una ciencia distinta o no, se crea una simple querella de palabras. Lo que sí es cierto es que la cooperación entre los adeptos de las ciencias constitutivas se impone, y que los progresos realizados en estas ciencias fundamentales y en la Criminología están estrechamente relacionados.

Una concepción demasiado estrecha está en el origen de las discusiones de la naturaleza científica de la Criminología. El profesor Ellenberger señala que existe, al lado de las ciencias de lo general (física, matemáticas, etc.), ciencias cuyo objeto consiste en hechos particulares, pero que no son estrictamente únicos e individuales. Así, la Criminología figura en el grupo de las ciencias complejas, al lado de la medicina. Estas ciencias se distinguen de las otras por las  siguientes características:

Se sitúan en una encrucijada de ciencias con las cuales no se confunden, pero de las cuales son solidarias. La medicina se apoya en la anatomía, la fisiología, la física, la química, la biología, etc

Estas ramas no sabrían ser puramente teóricas; no tienen sentido sino por su aplicación práctica. La medicina encuentra su razón de ser en la terapéutica y la higiene pública; la Criminología en la reforma penal, la penología, la rehabilitación y  la profilaxis.

Estas especialidades no son únicamente de lo general, ni solamente de lo particular, sino que están en un vaivén entre lo general y particular. Es este movimiento de oscilación, como hemos dicho, lo que define la clínica: en efecto, en su origen la medicina practicada y aprendida en la cama del enfermo, más bien que en las aulas de la facultad o del laboratorio. El clínico hace observaciones en la cama del paciente, las elabora en forma de teoría o de hipótesis sometida a la experimentación. Hay pues, en la Criminología aplicada como en medicina, aplicación científica duplicada de una relación de persona a persona entre el clínico y el paciente.

Dichas singularidades no solamente trabajan en conceptos científicos, sino también en conceptos que expresan juicios de valor. La medicina se basa sobre tres nociones: salud, enfermedad y curación, que son imposibles de definir científicamente. En cuanto a la Criminología, se apoya sobre nociones que expresan juicios de valor: lo justo, lo injusto, la responsabilidad, el crimen y el castigo.

Las mentadas ciencias se caracterizan por una finalidad ética autónoma. El juramento de Hipócrates prescribe a los médicos “primum non nocere”: ante todo no dañar, sino curar, aliviar, consolar. En Criminología, siguiendo el principio de Becaria establece: “si es preciso castigar, aplicar el mínimo eficaz de las penas y asociar la reeducación a la pena, tratar médicamente al criminal cuando se trata de un  enfermo; en fin, prevenir el crimen antes que castigarlo”
Junio de 2016

José Carrasco y Ferrando es Abogado y Doctor en Criminología

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