sábado, 18 de junio de 2016



EL DELITO VIVE OCULTO

No tenemos ninguna duda de que el delito es muy costoso para la sociedad en general. Son muy numerosas las personas que consagran su vida profesional en prevenir y aplicar la Ley: jueces, fiscales, abogados, criminólogos, detectives, policías en general y guardia civil. Y otras,  se ocupan de que la pena recaída se lleve a efecto: funcionarios de prisiones.

Los educadores finalizan su trabajo docente sin poder garantizar el producto final de su dedicación y sacrificio. Por tanto, nos preguntamos ¿cuántos delincuentes son la expresión de una familia sin valores, enemistada, irresponsable, ó de una educación escolar precaria?

La Criminología aportará al educador detalles, documentación para saber si su actividad pedagógica ha tenido fallos importantes en la formación del joven, que posteriormente  más tarde ha sucumbido en la delincuencia.

La opinión pública está formada por la prensa, la televisión, la radio, el cine y otros diversos medios de comunicación social. La ridiculización que, en la mayoría de los casos, se hace por falta de un fundamento científico, del fenómeno criminal, distorsiona la realidad de un hecho trascendental que  repercute en toda la sociedad.

Sin duda, todos podemos haber sido o ser actores en la travesura o diversión, participando activamente en numerosos actos delictivos, denunciados u ocultos. En base al hecho de que otros ciudadanos respetuosos de la ley, no procesados ni condenados, hayan  tenido una conducta reverente eludiendo la violación de una ley penal en el curso de su vida y, sería  arriesgado poder hablar del aspecto cuantitativo del delito. Sutherland, por ejemplo, dice: “alumnos de colegio, con raras excepciones, sin duda debida a una mala memoria y educación, presentan en término medio una serie de hurtos durante  sus vidas”.

Este fenómeno de la delincuencia podemos haberlo padecido o sufrido como víctimas, pero sin entrar en contacto con la esencia del delito. Tratamos de aproximarnos a él por vías irreales e inseguras: las películas, la prensa “amarilla”, sensacionalista, la novela, etc.; pero también se nos brinda esta manifestación del delito en hechos reales concretos a través de la series televisivas.

Es obvio que el delito vive oculto y  estamos comprometidos a reconstruirlo con cualquier clase de manifestación fragmentaria que podamos conseguir. Desde que nos acercamos a contemplar el delito, a través de personas o medios noticieros, que nos ofrecen únicamente  emociones y morbo, satisfaciendo nuestros deseos, pero ocultando el verdadero conocimiento incómodo del mismo, el espectador queda impactado y desorientado. La realidad acusatoria procesal, personal o social, es mantenida fuera del alcance de nuestro discernimiento. Se construye, a veces, una leyenda del delito basada en unas disertaciones “paralelas”, si rigor profesional y científico. Y este panorama imaginario distorsionante invade nuestra literatura, y otros medios de difusión social.

En esencia, la Criminología nos muestra la lucha perenne entre las disposiciones humanas variables y las situaciones sociales en constante cambio, y el desenlace de esta colisión es la formación  de la buena conducta, de las posiciones neutrales o de la conducta rebelde. Y también enseña que el Derecho puede salir triunfante y el error ser un negocio que da pérdida, pero solo mediante el esfuerzo inteligente de investigación, interpretación y conocimiento aplicado.

Como juristas debemos ser defensores a ultranza de la justicia, dondequiera que nos encontremos, y sea cual fuere el campo de nuestra especialización, estamos obligados a que esa equidad impere con nuestro ejemplo como ciudadanos, y en el caso que ese equilibrio de derechos y deberes se quiebre, debemos ser conscientes y tajantes en tratar de restablecerlo para beneficio de nuestra propia sociedad.

En el mes de junio de 2016
Dr. José Carrasco y Ferrando
Abogado Criminólogo


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