martes, 22 de marzo de 2016





LA HISTORIA OCULTA SOBRE EL SUPUESTO  VÍNCULO ENTRE LA ORDEN DEL TEMPLE Y LA MASONERIA
Conferencia dada en el Centro Cultural de Mijas el 26.06.2015

PRÓLOGO
En esta conferencia hacemos una concisa exposición sobre el estudio realizado acerca de la realidad histórica de algunas órdenes, corrientes y ritos iniciáticos antiguos y modernos, a lo largo de los siglos hasta nuestros días. Estas sociedades se caracterizaron, en su tiempo, por su relevante importancia en la tradición esotérica y el impacto que tuvieron en la sociedad medieval.

Una historia de estas características sería una empresa grandiosa, que necesitaría de un equipo de investigadores dedicado únicamente a tal estudio, durante muchos años. Con esta respetuosa aportación se pretende poder contribuir, en la medida de uno, a divulgar, desvelar y cuestionar determinados puntos oscuros y otros contradictorios de su historia, y tratar de colocar puentes, donde ha sido posible, sobre algunos de los muchos, vacíos  e incógnitas existentes.

PUNTO DE PARTIDA: DOS ÓRDENES FUNDAMENTALES
Antes de abordar el estudio respecto de la posible vinculación de la Orden del Temple con la Francmasonería o Masonería, es menester efectuar determinadas precisiones en torno al marco histórico en el que se desenvuelven los acontecimientos. Por lo tanto, nos basaremos primeramente en dos Órdenes fundamentales, como son: el Priorato de Sión y  los Caballeros Templarios, como hilo conductor, para poder confluir en la Orden Masónica; todo analizado sobre una selectiva bibliografía de textos elaborados por acreditados investigadores, ya que constituyen una preciada fuente valiosa para la comprensión de unos relatos históricos sucedidos.
La Orden del Priorato de Sión o el Priorato de Nuestra Señora del Monte Sión.
En primer lugar nos situamos, según la historia de: los Dossiers secrets, en un grupo de nobles guerreros: Hugo de Payns, Raymond IV de Toulouse, Hugo de Champagne y Godofredo de Bouillon, todos descendientes de los davídico carolingios, los cuales tuvieron una importante intervención en la primera Cruzada, con la finalidad de reconquistar los Santos Lugares y restablecer el trono bíblico de la estirpe de David  para el legítimo heredero descendiente de los reyes judíos, tanto en los reinos cristianos como paganos. Y como consecuencia de los efectos que tuvo dicha Cruzada crearon, junto con otros nobles, primeramente, la misteriosa Orden de Sión en 1.090, resultado ésta de la fusión de tres Órdenes: los monjes de la Abadía de Nuestra Señora del Monte Sión en Jerusalén; el grupo de los llamados Sabios de la Luz, que utilizaban la Rosa Cruz como emblema; y un escaso número de esenios de una congregación del cristianismo. Posteriormente esta Hermandad de Sión concibió en su seno la creación de otra sociedad, puente, fraternal de caballeros, hacia el año 1.111-1.112, quienes en 1.114 constituirían un séquito armado que, cuatro años después, se independizará de su institución materna para crear definitivamente una nueva organización militar y religiosa, que fue la Orden del Temple. La culminación de este proceso tiene lugar a partir de 1.117, cuando  la Orden de Sión, por medio de uno de sus miembros más destacados, André de Montbard, negocia con el rey Balduino I, que debía su trono a los de Sión, la constitución  de la Orden del Temple la cual es fundada por Hugo de Payns, a la sazón en ese momento Gran Maestre del Priorato de Sión, y ocho caballeros más, viendo la luz oficial en 1.118, reinando ya Balduino II.

Ambas órdenes permanecieron unidas  y en buena sintonía hasta el año 1.118 fecha en que la Orden del Temple se separa de su matriz protectora, con un acto simbólico “la tala de un olmo”,  en la ciudad de  Gisors, Francia,  y sigue sola su evolución histórica hasta su triste final.

Cabe destacar que la Orden de Sión tuvo un significativo apoyo a los cátaros en su lucha contra la Iglesia romana y los Capetos. Cuando los musulmanes conquistaron Jerusalén en 1.187, el Priorato se traslado a la Abadía de Saint Samson en Orleáns, pasando a la clandestinidad. No obstante esta asociación sigue teniendo vida jurídica y está registrada, según la legislación francesa, desde 1.956 en la ciudad de Saint-Julien en Genevois, y está dedicada al estudio y a la asistencia mutua de sus miembros.

La Orden de los Caballeros Templarios.
Nos referimos a la crónica más antigua que se conoce sobre la Orden del Temple la cual está reseñada  en la obra de Guillermo de Tiro titulada “Historia rerum in partibus transmarinis gestarum”.

Dicha Orden, como dijimos, fue creada en 1.118 cuando el noble Hugues de Payens se presenta con otros ocho caballeros ante el rey Balduino II de Jerusalén, hermano del conquistador de la ciudad, Godofredo de Bouillon. Y a partir de aquí comienza  la andadura de la Orden del Temple, con sus éxitos, derrotas, traiciones y lagunas, hasta la destrucción de la misma por Felipe IV, apodado “el hermoso” y  el papa Clemente V,  quien decreta la bula “Pastoralis  praeminentiae”, el 13 de octubre de 1.307 suprimiéndola.

La Orden del Temple no se constituyó únicamente para dar seguridad a los templos cristianos en Tierra Santa y proteger a los peregrinos en el camino, sino también para realizar tareas diplomáticas entre los reyes cristianos y musulmanes, salvaguardando la misión secreta a los miembros del Grial o Rex Deus. Los templarios utilizaban el secretismo en sus ritos y mediaban estratégicamente  en las relaciones internacionales ejerciendo un poder fáctico de primer orden, que motivaba la envidia de monarcas y magnates.

La Orden del Temple cayó en desgracia cuando fueron expulsados de Tierra Santa por las huestes musulmanas. Y desde este infortunio, además se les acuso de haberse convertido en banqueros, en políticos y apóstatas olvidando su misión fundamental de ser los defensores del cristianismo en  los Lugares Santos.

En estos sucesivos acontecimientos de acoso político al Temple, son  aprovechados por el rey perverso de Francia Felipe “el Hermoso” quién decide dar el golpe mortífero a la Orden del Temple con el objeto de apoderarse de sus tesoros y del patrimonio, que eran de la Iglesia, mediante una tremenda campaña  de calumnias e infamias, llevando a cabo la detención masiva de los caballeros templarios, los cuales apresados y torturados sin misericordia, acabaron por confesar a sus verdugos hechos que no habían cometido. Y el papa Clemente V, quien debía su pontificado al rey de Francia,  con la anuencia de éste, suprimió la Orden en noviembre de 1.307. Por último el rey de Francia ordenó, con el apoyo del Santo Oficio, quemar en la hoguera al último Gran Maestre del Temple, Jacques de Molay, el 18 de marzo de 1.314. Por lo que se creyó,  ante este abominable hecho, que la Orden del Temple había sido definitivamente aniquilada.

Hacemos una evocación, por su gran importancia esclarecedora, sobre el estudio jurídico del Archivo del Vaticano publicado el 25 de octubre de 2.007, relativo al documento “Processus contra Templarios”, que recopila el Pergamino de Chinon, o las actas de exculpación del Vaticano a la Orden del Temple.

ARGUMENTACIONES DE SUPUESTOS VÍNCULOS
Presentadas las citadas órdenes, ya podemos emprender las argumentaciones referente a supuestos vínculos de filiación de diferentes órdenes masónicas, rosacruces, neotemplarias, religiosas y militares, que pudieran ser herederas de  la antigua  Orden Templaria, a partir del proceso de disolución de dicha Orden en 1.312, promulgada con  La bula “Ad Providam”.

Quedan testimonios de vínculos muy significativos entre los Grandes Maestres del Priorato de Sión, en los siglos XVII y XVIII, y la Francmasonería. Y centrándonos en la indagación sobre la Masonería existen lazos que acreditan que, una vez extinguida la Orden del Temple, los templarios pudieron subsistir en otras Órdenes tras la agresión  fatídica del viernes 13 de octubre de 1.307, cuando fueron detenidos, torturados y juzgados por las autoridades del rey de Francia y el Santo Oficio, incautando todas  las preceptorías y confiscando sus bienes en nombre de la corona. Tal luctuoso hecho no cercenó la misión secreta y el espíritu del Temple el cual  pudo sobrevivir de diferentes formas  en Escocia y en la Europa continental.

Cabe recordar que en 1.522 los descendientes prusianos de los templarios, nos referimos a los caballeros teutónicos, se desvincularon de Roma desconociendo su lealtad  y dieron su apoyo a un monje agustino alemán cismático, llamado Martín Lutero, vengándose de la Iglesia Romana que los había traicionado.

En el siglo XVIII varias sociedades secretas elogiaban a los templarios como sus precursores y de iniciados místicos. Y muchos francmasones de esa época se apropiaron de los templarios en calidad de herederos de la francmasonería. Determinados ritos u observancias masónicas pretendían ser sucesores  directos de dicha orden, siendo algunas de esas fantasías inaceptables. Sin embargo, hay otras  que acreditan la supervivencia de la orden tanto en Escocia como en el continente europeo y tienen un fondo de validez,  aunque las solemnidades que las envuelven puedan, en determinados aspectos, estar polemizadas.

Llegados a este punto neurálgico oculto nos preguntamos, ¿quiénes pudieron ser los herederos de los Caballeros Templarios? Según los acreditados historiadores, Laurence Gadner y Michel Lamy en un formidable  estudio efectuado, documentado con testimonios y escritos de la época, revelan, que aunque los libros, en general, de historia narran, sin aportar pruebas, que los templarios desaparecieron en el silo XIV sin dejar sucesores, a tenor de la investigación se vislumbra que no es cierto. Y para fundamentar ésta última afirmación  nos basamos, entre varios trabajos de indagación, con la obra que mejor lo acredita, titulada: “La otra historia de los templarios” (Ed. M. Roca, Barcelona 1999),  efectuada por los mentados autores, que revelan que hubo dos líneas significativas de  sucesión de la Orden Templaría:

La primera es oficial y  engloba las siguientes órdenes militares-religiosas:

Bajo el palio de la Iglesia Católica estuvo:

La Orden de  los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, que luego paso a ser la llamada Orden de Malta , la cual recibió el patrimonio del Temple , y sigue vigente.

En Portugal, bajo la protección del rey Dionisio I, los templarios crearon la Orden de los Caballeros de Cristo, funda en 1.319, recuperando todos sus bienes y siendo una continuación del Temple, pero con nueva Regla de San Benito (Cister) y tomando las Constituciones de la Orden española de Calatrava fundada en 1158. Hoy sin actividad pero cuenta con vida jurídica.


Y en España, el rey de Jaime II de Aragón, hizo algo similar, pero con matices, creando con el Papa Juan XXII la nueva  Orden de Santa María de Montesa en 1.317, en Valencia, sin intervención de los templarios y sólo recibiendo el patrimonio de éstos, con la Regla del Cister. No obstante, unos años antes un buen número de templarios habían ingresado en otras órdenes que ya existían como: Santiago de la Espada, Calatrava y  Alcántara.

La segunda línea sucesora fue secreta en sus primeros tiempos  y estuvo fuera del control de la Iglesia Romana.

En esta estirpe se aglutinó el  mayor número de caballeros templarios, que prefirieron pasar a ser considerados como “durmientes” o en la clandestinidad y fundaron una nueva Orden con ritos y símbolos distintos, siguiendo la voluntad de su último Gran Maestre, Jacques de Molay, que días antes de ser quemado en la hoguera, dio instrucciones, a su hombre de confianza, el conde François de Beaujeu para que instituyera una nueva compañía, con el objeto de perpetuar la misión secreta de la disuelta Orden del Temple, con diferentes reglas , rituales y símbolos masónicos, utilizando como divisa el emblema del Templo del rey Salomón, y que estuviera fuera del control de la Iglesia Romana. Misión que llevó a cabo el conde de Beaujeu, y cuando éste falleció continuo su labor   el templario D’Aumont que estaba refugiado en Escocia.

Ante esta situación, la gran mayoría de los templarios franceses y el resto de Europa, se exilaron a Escocia donde fueron acogidos por el Maestre de la Real Orden, el rey de Escocia y por las Antiguas Órdenes Masónicas operativas y gremios, que estaban bajo la autoridad hereditaria de la familia normanda de cruzados, los Saint Claire, que residía en el municipio de Rosslyn, a  pocos kilómetros del viejo cuartel de los caballeros templarios en Balantrodoch, Escocia. Y fue en el año 1.446 cuando los Saint Claire  erigieron la famosa capilla de Rosslyn con el propósito de perpetuar, en piedra, el testimonio de su vinculación con  la Francmasonería operativa y con la Rose-Croix. Esta fusión explica la aportación no solo de determinados ritos del Temple en la masonería, sino también su saber en la arquitectura, la astronomía, astrología la náutica, matemática, etc. Precisamente en un pliego datado en 1.601 se legitima a la familia Sinclair o Saint Claire como los Grandes Maestres hereditarios de la Masonería escocesa.

Para mayor matización de lo comentado, un miembro de la familia Sinclaire, Andrew, en base a los archivos de su ascendencia ha sustentado, en su obra “La Espada y el Grial”, la relación que hubo entre la Orden del Temple y la Francmasonería en Escocia. Nos dice que la unión de los caballeros templarios con los masones, además, de estar acreditado en documentos familiares lo dejaron esculpido en la bella capilla de Rosslyn donde se aprecia la cantidad de simbología templaría, masónica y rosacruz.

Este autor relata, en su libro, como los Saint Clair, que eran cruzados, ingresaron en la Orden Francmasónica operativa, a la cual aportaron su tradición, experiencia  y enriquecieron los rituales masónicos. Así lo confirman documentos que indican,  que el último de la línea hereditaria de la familia Saint Clair, William (sus antecesores fueron Grandes Maestres del Priorato de Sión),  había custodiado, desde sus precursores, durante siete siglos el secreto de los templarios y masones operativos, y renunció  al oficio hereditario  de Gran Maestre de los Oficios, Gremios y Órdenes de Escocia para poder ser el primer Gran Maestre electo de la Gran Logia de Escocia, prolongándose sus sucesores hasta la fundación de la masonería especulativa.

La mayoría de los autores no tienen duda al respecto  que, los templarios hicieron de Escocia uno de sus principales refugios después de la traición y disolución oficial, indudablemente porque allí recibieron protección, ya que las proclamas del Pontífice romano contra los templarios no eran tenidas en cuenta por el rey ni por los demás nobles excomulgados.

Y como apunta el investigador Joaquin Javaloys, en su libro “El Grial Secreto de los Cátaros”, respecto a la tesis del historiador Michel Lamy quién afirma “que en el entorno de la dinastía de los Estuardo es donde se fundó la francmasonería especulativa en Inglaterra, a través de la Royal Society”. El mecenas  de esta Real Sociedad, cuyo origen era el llamado “colegio invisible”,  fue el rey Estuardo Carlos III, siendo todos sus fundadores  francmasones. M. Lamy  asevera que, “En 1.689 podía observarse en el entorno de los Estuardo una Orden de Templarios en Escocia, cuyo Gran Maestre era el vizconde John Claverhouse”.

Y sigue diciendo: “Cuando los Estuardo fueron destronados en Inglaterra por su catolicismo, Jacobo II tuvo que exilarse a Francia y estuvo bajo la protección de Luis XIV,  cediéndole el Rey Sol  el castillo de Saint-Germain-en-Laye, siendo en esta ciudad, precisamente, donde se difundió la Francmasonería especulativa escocesa por toda Francia y resto del continente”. Los miembros de la Orden de San Andrés, fundada en 1593,  fueron los que organizaron las logias jacobinas que constituyeron y expandieron desde la citada villa, de Saint Germain-en-Laye por todo el territorio francés. Por lo tanto, se puede confirmar  que durante la permanencia en Francia de los Estuardo, éstos participaron muy activamente en la propagación de la francmasonería, y de hecho se les considera como los originaros de la masonería de rito escocés, con sus grados más altos conservados y trasmitidos en Escocia.

Qué duda cabe que resulta complejo seguir la huella de la propagación de la Francmasonería especulativa desde las Islas Británicas hasta el continente y el ulterior desarrollo de aquélla por toda Europa. Sin embargo, si podemos partir de un hecho histórico en la masonería y es que en Francia existieron dos corrientes distintas, una, la descendiente de la Gran Logia de Inglaterra, que constituyo su Gran Logia en París, y la otra, la  fundación, por las logias escocesas ya establecidas en territorio francés, de la Gran Logia de Francia, en 1735, hecho que motivó una ruptura con la Gran Logia Inglesa y como resultado hubo periodos alternos de hostilidad y reconciliación entre ambas Obediencias. Lo cierto es que, la masonería escocesa permaneció más próxima al carácter originario de sus ancestros como sociedad esotérica, mientras que en Inglaterra se convirtió en una asociación de ayuda mutua, o gobierno de reparto de encomiendas, o una sociedad parcialmente filosófica en el mejor de los casos, marcando distancias con respecto a sus orígenes secretos

Atestiguan significativos estudiosos en esta materia que,  en el periodo del siglo XVIII, se establecieron grados llamados templarios-masones en  el Capítulo de Clermont (Francia), pero no está probado que tuvieran un linaje directo del Temple. Y al respecto el historiador C.W. Leadbeater, señala que este Capítulo fue fundado por el Caballero de Bonneville, en 1.754 pretendiendo la existencia de una continuidad de la Orden del Temple. Dicho autor comenta en su  libro titulado “La Masonería: Historia secreta”, que el Capítulo de Clermont  se basaba en los tres grados de la Masonería Azul, en el Grado de los Escoceses o de San Andrés, y también instituyó tres grados superiores: el Caballero del Águila o Maestro Selecto; el ilustre Caballero o Templario y el Sublime lustre Caballero. Además Leadbeater  dice: “En esta última forma en la que emerge en 1.754, ambas líneas de conexión, la jacobita y la jesuita, habían sido descartadas, y la sucesión, junto con ciertos grados ceremoniales, incluyendo probablemente, una forma de Kadosh, había pasado a manos de distinguidos nobles  franceses, cortesanos, oficiales del ejército y a la élite de los profesionales. Fue en este Capítulo de Clermont, y en el Consejo de Emperadores de Oriente y Occidente, en el que se trasformó en 1.758 y en donde se realizó en gran medida la colosal tarea de refundir las antiguas tradiciones en Rito ceremonial. Y en estos dos cuerpos, que formaban un solo, donde hemos de encontrar el origen inmediato de nuestro Antiguo y Aceptado Rito Escocés”.

¿HUBO O NO ÓRDENES Y RITOS HEREDEROS DE LA TRADICIÓN TEMPLARIA?

Llegamos finalmente a la cuestión de plantearnos si actualmente hay o no Ordenes masónicas u otras diferentes que pudieran ser herederas de la tradición de la Orden Templaria.
Sabemos que desde la revolución francesa, 1789-1729, el aura que rodea a los templarios ha tenido proporciones míticas, y su realidad histórica se ha visto ensombrecida por un velo de deslumbramiento. Y han surgido, en el devenir del tiempo, varias sociedades que se autodenominan como “templarios”, con la pretensión sin más, de  ser descendientes de la Orden del Temple desde 1314.

Ante lo expuesto, de forma muy extractada, podemos considerar que en realidad las únicas Órdenes y Ritos que pueden probar que tienen una relación directa y efectiva de filiación con la Orden del Temple son:

La Orden de los Caballeros de Cristo en Portugal.

Y el Rito Sueco, instaurado por los templarios en el exilio, cuyo Gran Maestre de la Gran Logia de Suecia lo sigue ostentando el rey de Suecia.

Fuera de estas órdenes relevantes, quedarían por nombrar otras sociedades de templarios escoceses no estudiadas, que aparentemente pudieran tener parcelas de tradición templaria, como la creación del Rito Escocés Rectificado, cuyo origen deriva de la Orden de la Observancia Templara Estricta fundada por el barón Von Hund, hacia finales del decenio de 1.740, que significó un nuevo avance dentro de la francmasonería escocesa. Su fundador afirmaba, sin acreditarlo, que tenía autorización delegada por miembros allegados a Carlos Eduardo Estuardo, exilado en París, 1720-1788. Así que, ante esta supuesta aseveración, apoyándonos en las recientes investigaciones sobre tal potestad, podría considerarse que esta colectividad pudiera proceder de idénticos círculos ya existentes de la Obediencia Escocesa. No obstante, cabe indicar que aunque la Orden de la Observancia Estricta, señala seguir las líneas del pensamiento templario, reconoce que sus rituales pertenecen al siglo XVIII.

Por el contrario hay autores como el Dr. Carlos Raitzin quién dice que los únicos ritos masónicos que tienen una vinculación directa con el Temple son el Rito Escocés Rectificado (originado de la Estricta Observancia Templaria de Von Hund) y el Rito Sueco.

Añade además el citado autor, que si bien ya no hay dudas sobre las relaciones entre la Orden del Temple y la masonería operativa, sí que se pone en tela de juicio  el supuesto vínculo entre el Temple y la masonería especulativa originada en el siglo XVIII con la Gran Logia de Inglaterra; pues este cambio profundo que se produjo en la masonería (de operativa a especulativa) significó, según palabras de Raitzin, “una desviación de la recta vía”, como confirma muy acertadamente, entre otros escritores, el barón Von Sebottendorf , ya que provocó un cambio inmediato de las relaciones entre la Iglesia y la Masonería, pues a raíz de ello la Iglesia que hasta ese momento había protegido a los masones operativos constructores de catedrales, se tornó contra ellos  con las famosas  excomuniones.

CONCLUSION

Se puede afirmar que, aunque hay historiadores  que tratan de persuadir  parentescos entre los Caballeros del Temple y la masonería especulativa o moderna originada en el siglo XVIII,  hoy por hoy nadie ha podido demostrar tal aseveración. No obstante, si que han habido determinadas instituciones legales  como: las logias masónicas simbólicas, filosóficas, los rosacruces y el Gran Priorato de España, que adoptaron en sus rituales, como en el rito (R.E.A.A.),  alusiones templarías y rosacruces en los grados filosóficos, de manera alegórica referida a la Orden del Temple. Pero esta  utilización simbólica legendaria, como el vocablo “Templario”, no  acredita  ninguna relación o filiación entre la Orden del Temple y la masonería especulativa nacida en esa época, ni haber recibido la herencia espiritual y secreta del Temple. Se puede atestiguar que tanto la  operatividad de la Regla como los verdaderos ritos de los Templarios no han perdurado. Lo único que ha quedado son matices de determinadas copias de antiguas tradiciones que han  sido adoptadas de postizo en ciertos grados contemporáneos.

Lo único que está documentado e indubitado, como ya hemos dicho antes, es la filiación de  la vigente Orden de los Caballeros de Cristo en Portugal, como unas de las  herederas legítimas del Temple, que  sigue teniendo su personalidad jurídica, como tal institución, pero está inoperativa en cuanto a su antigua regla y tradición. En la actualidad el único papel que desempeña esta institución es puramente simbólica, al ser usada por los Presidentes de la República de Portugal para nombrar, a título honorífico, Caballeros de Cristo a aquellos personajes que se han distinguido en bien de la humanidad.

Igualmente también detenta filiación la Orden Templaría y Masónica  del Rito Sueco, (Gran Logia de Suecia) fundada por los templarios en el exilio, cuyo Gran Maestre siguen ostentando los reyes de Suecia.

En resumen, tras la extinción de la Orden del Temple, lo único que ha persistido en el devenir del tiempo es el espíritu cristiano, humanista renovado que la envolvía, escanciado en otras Ordenes y ritos modernos dispersos cuya operatividad no descansa ni en la norma como tampoco en los objetivos de antaño, sino en otra estructura jurídica  con fines distintos donde  desarrollan una actividad legal especulativa en diversos campos como: el cultural, filosófico, altruista, beneficencia, humanitario, etc. sin depender necesariamente de la autoridad del obispo de Roma.

Es de conocimiento general que durante la mitad del siglo XIX  hasta hoy día se ha divulgado, salvo excepciones, en todos los medios de difusión cosas aberrantes y extravagantes sobre los templarios desprovistos de todo fundamento  de ser cierto, distorsionando la historia verdadera de los Caballeros Templarios y confundiendo al público en detrimento de una realidad acaecida.

ÓRDENES O ASOCIACIONES LÍCITAS QUE SE AUTODENOMINAN TEMPLARIAS:
Algunas asociaciones u órdenes iniciáticas  lícitas, que se autodenominan templarías que no reivindican su filiación con la Orden del Temple, dedican   a fines culturales, altruistas y de beneficencia. Entre ellas tenemos las siguientes:

  • El Gran Priorato de España  de las Órdenes Unidas, Religiosas, Militares y Masónicas del Temple, San Juan de Jerusalén, Palestina, Rodas y Malta”, de 1830.
  •  El Rito Masónico Templario y el  grado 18 Rosacruz (R.E.A.A.); ninguno de ellos tiene relación ritual o histórica con las antiguas órdenes militares-religiosas ni con los rosacruces medievales.
  • No se conoce con precisión ni cómo ni cuándo el Rito del Temple y Malta llegó las Islas Británicas, sólo han sido encontradas huellas en el año 1.760, y la multiplicidad de los Rituales existentes al final del siglo indican orígenes distintos.
  • La Rosacruz de Oro como la principal corriente rosacruz del siglo XVIII, cuyo rito es muy similar al del Rito de Menfis.
  • La Orden de los Hermanos Iniciados de Asia y Caballeros de la Luz,  fue fundada por el barón Hans Heinrich von Ecker-und-Eckohoffen.
  • La Antigua Mística Orden  Rosacruz (AMORC), fundada por Harvey Spencer Lewis e 1.915, en Nueva York.
  • Los Caballeros de la Alianza Templaría, contra la droga.
  • Hay otras  Hermandades o Maestrazgos, que en definitiva no son de linaje templario, sino más bien proyectos personales. Pero ninguna de estas organizaciones existentes, hoy en día, pueden acreditar, su efectiva y legal descendencia de la Orden fundada por Hugo de Payens y sus Pobres Caballeros de Cristo.

Por otra parte, existen otras Órdenes actuales que persisten en reclamar su procedencia Templaría, sin poder acreditarlo, como es el caso de:

  •  La Orden Soberana del Temple Iniciático (OSTI), con sede  en París, que trata de justificar su filiación con la Orden del Temple, fundamentándose en  la Carta Patente de Larmenius. Al respecto, la mayoría de los investigadores  refutan tal pretensión al considerar que la Carta Patente de la OSTI es una estafa, mientras no acrediten la legitimidad de su procedencia con el Temple.
En fin, desde el siglo XVII hasta la actualidad varias sociedades culturales e iniciáticas sin fines lucrativos, se consideran herederas de  los templarios, pero la realidad es que nunca han podido documentar su autenticidad. Desde pasadas centurias las fábulas acerca de los templarios, ha tenido visos míticos, y su realidad histórica ha sido oscurecida y enmarañada por un soplo de romanticismo, cuya aura aún perdura en nuestros días.
Dr. José Carrasco y Ferrando
Abogado-Criminólogo



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