LA HISTORIA OCULTA
SOBRE EL SUPUESTO VÍNCULO ENTRE LA ORDEN
DEL TEMPLE Y LA MASONERIA
Conferencia dada en
el Centro Cultural de Mijas el 26.06.2015
PRÓLOGO
En
esta conferencia hacemos una concisa exposición sobre el estudio realizado acerca
de la realidad histórica de algunas órdenes, corrientes y ritos iniciáticos
antiguos y modernos, a lo largo de los siglos hasta nuestros días. Estas
sociedades se caracterizaron, en su tiempo, por su relevante importancia en la
tradición esotérica y el impacto que tuvieron en la sociedad medieval.
Una
historia de estas características sería una empresa grandiosa, que necesitaría de
un equipo de investigadores dedicado únicamente a tal estudio, durante muchos
años. Con esta respetuosa aportación se pretende poder contribuir, en la medida
de uno, a divulgar, desvelar y cuestionar determinados puntos oscuros y otros
contradictorios de su historia, y tratar de colocar puentes, donde ha sido
posible, sobre algunos de los muchos, vacíos e incógnitas existentes.
PUNTO
DE PARTIDA: DOS ÓRDENES FUNDAMENTALES
Antes
de abordar el estudio respecto de la posible vinculación de la Orden del Temple
con la Francmasonería o Masonería, es menester efectuar determinadas
precisiones en torno al marco histórico en el que se desenvuelven los acontecimientos.
Por lo tanto, nos basaremos primeramente en dos Órdenes fundamentales, como son:
el Priorato de Sión y los Caballeros Templarios,
como hilo conductor, para poder confluir en la Orden Masónica; todo analizado sobre
una selectiva bibliografía de textos elaborados por acreditados investigadores,
ya que constituyen una preciada fuente valiosa para la comprensión de unos
relatos históricos sucedidos.
La Orden del Priorato de Sión o el
Priorato de Nuestra Señora del Monte Sión.
En
primer lugar nos situamos, según la historia de: los Dossiers secrets, en un grupo de nobles guerreros: Hugo de
Payns, Raymond IV de Toulouse, Hugo de Champagne y Godofredo de Bouillon, todos
descendientes de los davídico carolingios, los cuales tuvieron una importante
intervención en la primera Cruzada, con la finalidad de reconquistar los Santos
Lugares y restablecer el trono bíblico de la estirpe de David para el legítimo heredero descendiente de los
reyes judíos, tanto en los reinos cristianos como paganos. Y como
consecuencia de los efectos que tuvo dicha Cruzada crearon, junto con otros
nobles, primeramente, la misteriosa Orden de Sión en 1.090, resultado ésta de
la fusión de tres Órdenes: los monjes de la Abadía de Nuestra Señora del Monte
Sión en Jerusalén; el grupo de los llamados Sabios de la Luz, que utilizaban la
Rosa Cruz como emblema; y un escaso número de esenios de una congregación del cristianismo.
Posteriormente esta Hermandad de Sión concibió en su seno la creación de otra
sociedad, puente, fraternal de caballeros, hacia el año 1.111-1.112, quienes en
1.114 constituirían un séquito armado que, cuatro años después, se
independizará de su institución materna para crear definitivamente una nueva organización
militar y religiosa, que fue la Orden del Temple. La culminación de este
proceso tiene lugar a partir de 1.117, cuando
la Orden de Sión, por medio de uno de sus miembros más destacados, André
de Montbard, negocia con el rey Balduino I, que debía su trono a los de Sión,
la constitución de la Orden del Temple
la cual es fundada por Hugo de Payns, a la sazón en ese momento Gran Maestre
del Priorato de Sión, y ocho caballeros más, viendo la luz oficial en 1.118,
reinando ya Balduino II.
Ambas
órdenes permanecieron unidas y en buena
sintonía hasta el año 1.118 fecha en que la Orden del Temple se separa de su matriz
protectora, con un acto simbólico “la tala de un olmo”, en la ciudad de Gisors, Francia, y sigue sola su evolución histórica hasta su
triste final.
Cabe
destacar que la Orden de Sión tuvo un significativo apoyo a los cátaros en su
lucha contra la Iglesia romana y los Capetos. Cuando los musulmanes
conquistaron Jerusalén en 1.187, el Priorato se traslado a la Abadía de Saint
Samson en Orleáns, pasando a la clandestinidad. No obstante esta asociación sigue
teniendo vida jurídica y está registrada, según la legislación francesa, desde 1.956
en la ciudad de Saint-Julien en Genevois, y está dedicada al estudio y a la
asistencia mutua de sus miembros.
La Orden de los Caballeros Templarios.
Nos
referimos a la crónica más antigua que se conoce sobre la Orden del Temple la
cual está reseñada en la obra de
Guillermo de Tiro titulada “Historia rerum in partibus transmarinis gestarum”.
Dicha
Orden, como dijimos, fue creada en 1.118 cuando el noble Hugues de Payens se
presenta con otros ocho caballeros ante el rey Balduino II de Jerusalén, hermano
del conquistador de la ciudad, Godofredo de Bouillon. Y a partir de aquí
comienza la andadura de la Orden del
Temple, con sus éxitos, derrotas, traiciones y lagunas, hasta la destrucción de
la misma por Felipe IV, apodado “el hermoso” y
el papa Clemente V, quien decreta
la bula “Pastoralis praeminentiae”, el
13 de octubre de 1.307 suprimiéndola.
La
Orden del Temple no se constituyó únicamente para dar seguridad a los templos
cristianos en Tierra Santa y proteger a los peregrinos en el camino, sino también
para realizar tareas diplomáticas entre los reyes cristianos y musulmanes,
salvaguardando la misión secreta a los miembros del Grial o Rex Deus. Los
templarios utilizaban el secretismo en sus ritos y mediaban estratégicamente en las relaciones internacionales ejerciendo
un poder fáctico de primer orden, que motivaba la envidia de monarcas y
magnates.
La
Orden del Temple cayó en desgracia cuando fueron expulsados de Tierra Santa por
las huestes musulmanas. Y desde este infortunio, además se les acuso de haberse
convertido en banqueros, en políticos y apóstatas olvidando su misión
fundamental de ser los defensores del cristianismo en los Lugares Santos.
En
estos sucesivos acontecimientos de acoso político al Temple, son aprovechados por el rey perverso de Francia
Felipe “el Hermoso” quién decide dar el golpe mortífero a la Orden del Temple con
el objeto de apoderarse de sus tesoros y del patrimonio, que eran de la
Iglesia, mediante una tremenda campaña
de calumnias e infamias, llevando a cabo la detención masiva de los
caballeros templarios, los cuales apresados y torturados sin misericordia,
acabaron por confesar a sus verdugos hechos que no habían cometido. Y el papa
Clemente V, quien debía su pontificado al rey de Francia, con la anuencia de éste, suprimió la Orden en
noviembre de 1.307. Por último el rey de Francia ordenó, con el apoyo del Santo
Oficio, quemar en la hoguera al último Gran Maestre del Temple, Jacques de
Molay, el 18 de marzo de 1.314. Por lo que se creyó, ante este abominable hecho, que la Orden del
Temple había sido definitivamente aniquilada.
Hacemos
una evocación, por su gran importancia esclarecedora, sobre el estudio jurídico
del Archivo del Vaticano publicado el 25 de octubre
de 2.007,
relativo al documento “Processus
contra Templarios”, que recopila el Pergamino de Chinon, o las actas de exculpación
del Vaticano a la Orden del Temple.
ARGUMENTACIONES
DE SUPUESTOS VÍNCULOS
Presentadas las citadas órdenes, ya
podemos emprender las argumentaciones referente a supuestos vínculos de
filiación de diferentes órdenes masónicas, rosacruces, neotemplarias, religiosas
y militares, que pudieran ser herederas de
la antigua Orden Templaria, a
partir del proceso de disolución de dicha Orden en 1.312, promulgada con La bula “Ad Providam”.
Quedan
testimonios de vínculos muy
significativos entre los Grandes Maestres del Priorato de Sión, en los
siglos XVII y XVIII, y la Francmasonería. Y centrándonos en la indagación sobre
la Masonería existen lazos que acreditan que, una vez extinguida la Orden del
Temple, los templarios pudieron subsistir en otras Órdenes tras la
agresión fatídica del viernes 13 de
octubre de 1.307, cuando fueron detenidos, torturados y juzgados por las
autoridades del rey de Francia y el Santo Oficio, incautando todas las preceptorías y confiscando sus bienes en
nombre de la corona. Tal luctuoso hecho no cercenó la misión secreta y el
espíritu del Temple el cual pudo sobrevivir
de diferentes formas en Escocia y en la Europa
continental.
Cabe
recordar que en 1.522 los descendientes prusianos de los templarios, nos
referimos a los caballeros teutónicos, se desvincularon de Roma desconociendo
su lealtad y dieron su apoyo a un monje
agustino alemán cismático, llamado Martín Lutero, vengándose de la Iglesia Romana
que los había traicionado.
En
el siglo XVIII varias sociedades secretas elogiaban a los templarios como sus precursores
y de iniciados místicos. Y muchos francmasones de esa época se apropiaron de
los templarios en calidad de herederos de la francmasonería. Determinados ritos
u observancias masónicas pretendían ser sucesores directos de dicha orden, siendo algunas de esas
fantasías inaceptables. Sin embargo, hay otras que acreditan la supervivencia de la orden tanto
en Escocia como en el continente europeo y tienen un fondo de validez, aunque las solemnidades que las envuelven
puedan, en determinados aspectos, estar polemizadas.
Llegados
a este punto neurálgico oculto nos preguntamos, ¿quiénes pudieron ser los herederos de los Caballeros Templarios? Según
los acreditados historiadores, Laurence Gadner y Michel Lamy en un formidable estudio efectuado, documentado con testimonios
y escritos de la época, revelan, que aunque los libros, en general, de historia
narran, sin aportar pruebas, que los templarios desaparecieron en el silo XIV
sin dejar sucesores, a tenor de la investigación se vislumbra que no es cierto.
Y para fundamentar ésta última afirmación
nos basamos, entre varios trabajos de indagación, con la obra que mejor
lo acredita, titulada: “La otra historia de los templarios” (Ed. M. Roca,
Barcelona 1999), efectuada por los mentados
autores, que revelan que hubo dos líneas significativas de sucesión de la Orden Templaría:
La primera es oficial y engloba las siguientes órdenes
militares-religiosas:
Bajo
el palio de la Iglesia Católica estuvo:
La
Orden de los Hospitalarios de San Juan
de Jerusalén, que luego paso a ser la llamada Orden de Malta , la cual recibió
el patrimonio del Temple , y sigue vigente.
En Portugal, bajo la protección del
rey Dionisio I, los templarios crearon la Orden de los Caballeros de Cristo, funda
en 1.319, recuperando todos sus bienes y siendo una continuación del Temple,
pero con nueva Regla de San Benito (Cister) y tomando las Constituciones de la
Orden española de Calatrava fundada en 1158. Hoy
sin actividad pero cuenta con vida jurídica.
Y
en España, el rey de Jaime II de Aragón, hizo algo similar, pero con matices, creando
con el Papa Juan XXII la nueva Orden de
Santa María de Montesa en 1.317, en Valencia, sin intervención de los
templarios y sólo recibiendo el patrimonio de éstos, con la Regla del Cister.
No obstante, unos años antes un buen número de templarios habían ingresado en
otras órdenes que ya existían como: Santiago de la Espada, Calatrava y Alcántara.
La segunda línea
sucesora fue secreta en sus primeros
tiempos y estuvo fuera del control de la
Iglesia Romana.
En
esta estirpe se aglutinó el mayor número
de caballeros templarios, que prefirieron pasar a ser considerados como
“durmientes” o en la clandestinidad y fundaron una nueva Orden con ritos y
símbolos distintos, siguiendo la voluntad de su último Gran Maestre, Jacques de
Molay, que días antes de ser quemado en la hoguera, dio instrucciones, a su
hombre de confianza, el conde François de Beaujeu para que instituyera una
nueva compañía, con el objeto de perpetuar la misión secreta de la disuelta
Orden del Temple, con diferentes reglas , rituales y símbolos masónicos,
utilizando como divisa el emblema del Templo del rey Salomón, y que estuviera
fuera del control de la Iglesia Romana. Misión que llevó a cabo el conde de
Beaujeu, y cuando éste falleció continuo su labor el templario D’Aumont que estaba refugiado
en Escocia.
Ante
esta situación, la gran mayoría de los templarios franceses y el resto de
Europa, se exilaron a Escocia donde fueron acogidos por el Maestre de la Real
Orden, el rey de Escocia y por las Antiguas Órdenes Masónicas operativas y gremios, que estaban bajo la autoridad
hereditaria de la familia normanda de cruzados, los Saint Claire, que residía en
el municipio de Rosslyn, a pocos
kilómetros del viejo cuartel de los caballeros templarios en Balantrodoch,
Escocia. Y fue en el año 1.446 cuando los Saint Claire erigieron la famosa capilla de Rosslyn con el
propósito de perpetuar, en piedra, el testimonio de su vinculación con la Francmasonería
operativa y con la Rose-Croix. Esta fusión
explica la aportación no solo de determinados ritos del Temple en la
masonería, sino también su saber en la arquitectura, la astronomía, astrología
la náutica, matemática, etc. Precisamente en un pliego datado en 1.601 se legitima
a la familia Sinclair o Saint Claire como los Grandes Maestres hereditarios de
la Masonería escocesa.
Para
mayor matización de lo comentado, un miembro de la familia Sinclaire, Andrew,
en base a los archivos de su ascendencia ha sustentado, en su obra “La Espada y
el Grial”, la relación que hubo entre la Orden del Temple y la Francmasonería
en Escocia. Nos dice que la unión de
los caballeros templarios con los masones, además, de estar acreditado en
documentos familiares lo dejaron esculpido en la bella capilla de Rosslyn donde
se aprecia la cantidad de simbología templaría, masónica y rosacruz.
Este
autor relata, en su libro, como los Saint Clair, que eran cruzados, ingresaron
en la Orden Francmasónica operativa,
a la cual aportaron su tradición, experiencia
y enriquecieron los rituales masónicos. Así lo confirman documentos que
indican, que el último de la línea
hereditaria de la familia Saint Clair, William (sus antecesores fueron Grandes
Maestres del Priorato de Sión), había
custodiado, desde sus precursores, durante siete siglos el secreto de los
templarios y masones operativos, y renunció
al oficio hereditario de Gran
Maestre de los Oficios, Gremios y Órdenes de Escocia para poder ser el primer
Gran Maestre electo de la Gran Logia de Escocia, prolongándose sus sucesores
hasta la fundación de la masonería especulativa.
La mayoría de los autores no tienen
duda
al respecto que, los templarios
hicieron de Escocia uno de sus principales refugios después de la
traición y disolución oficial, indudablemente porque allí recibieron protección,
ya que las proclamas del Pontífice romano contra los templarios no eran tenidas
en cuenta por el rey ni por los demás nobles excomulgados.
Y
como apunta el investigador Joaquin Javaloys, en su libro “El Grial Secreto de
los Cátaros”, respecto a la tesis del historiador Michel Lamy quién afirma “que
en el entorno de la dinastía de los Estuardo es donde se fundó la francmasonería especulativa en
Inglaterra, a través de la Royal Society”. El mecenas de esta Real Sociedad, cuyo origen era el
llamado “colegio invisible”, fue el rey
Estuardo Carlos III, siendo todos sus fundadores francmasones. M. Lamy asevera que, “En 1.689 podía observarse en el entorno de los Estuardo una Orden de
Templarios en Escocia, cuyo Gran Maestre era el vizconde John Claverhouse”.
Y
sigue diciendo: “Cuando los Estuardo
fueron destronados en Inglaterra por su catolicismo, Jacobo II tuvo que
exilarse a Francia y estuvo bajo la protección de Luis XIV, cediéndole el Rey Sol el castillo de Saint-Germain-en-Laye, siendo
en esta ciudad, precisamente, donde se difundió la Francmasonería especulativa escocesa
por toda Francia y resto del continente”. Los miembros de la Orden de San
Andrés, fundada en 1593, fueron los que
organizaron las logias jacobinas que constituyeron y expandieron desde la
citada villa, de Saint Germain-en-Laye por todo el territorio francés. Por lo
tanto, se puede confirmar que durante la
permanencia en Francia de los Estuardo, éstos participaron muy activamente en
la propagación de la francmasonería, y de hecho se les considera como los
originaros de la masonería de rito escocés, con sus grados más altos
conservados y trasmitidos en Escocia.
Qué duda cabe que resulta complejo
seguir la huella de la propagación de la Francmasonería
especulativa desde las Islas Británicas hasta el continente y el ulterior
desarrollo de aquélla por toda Europa. Sin embargo, si podemos partir de un
hecho histórico en la masonería y es que en Francia existieron dos corrientes
distintas, una, la descendiente de la Gran Logia de Inglaterra, que constituyo
su Gran Logia en París, y la otra, la fundación, por las logias escocesas ya
establecidas en territorio francés, de la Gran Logia de Francia, en 1735, hecho
que motivó una ruptura con la Gran Logia Inglesa y como resultado hubo periodos
alternos de hostilidad y reconciliación entre ambas Obediencias. Lo cierto es
que, la masonería
escocesa permaneció más
próxima al carácter originario de sus ancestros como sociedad esotérica,
mientras que en Inglaterra se convirtió en una asociación de ayuda mutua, o gobierno
de reparto de encomiendas, o una sociedad parcialmente filosófica en el mejor
de los casos, marcando distancias con respecto a sus orígenes secretos
Atestiguan
significativos estudiosos en esta materia que,
en el periodo del siglo XVIII, se establecieron grados llamados
templarios-masones en el Capítulo de Clermont
(Francia), pero no está probado que tuvieran un linaje directo del Temple. Y al
respecto el historiador C.W. Leadbeater, señala que este Capítulo fue fundado
por el Caballero de Bonneville, en 1.754 pretendiendo la existencia de una
continuidad de la Orden del Temple. Dicho autor comenta en su libro titulado “La Masonería: Historia
secreta”, que el Capítulo de Clermont se
basaba en los tres grados de la Masonería Azul, en el Grado de los Escoceses o
de San Andrés, y también instituyó tres grados superiores: el Caballero del
Águila o Maestro Selecto; el ilustre Caballero o Templario y el Sublime lustre
Caballero. Además Leadbeater dice: “En esta última forma en la que emerge en
1.754, ambas líneas de conexión, la jacobita y la jesuita, habían sido
descartadas, y la sucesión, junto con ciertos grados ceremoniales, incluyendo
probablemente, una forma de Kadosh, había pasado a manos de distinguidos
nobles franceses, cortesanos, oficiales
del ejército y a la élite de los profesionales. Fue en este Capítulo de
Clermont, y en el Consejo de Emperadores de Oriente y Occidente, en el que se
trasformó en 1.758 y en donde se realizó en gran medida la colosal tarea de
refundir las antiguas tradiciones en Rito ceremonial. Y en estos dos cuerpos,
que formaban un solo, donde hemos de encontrar el origen inmediato de nuestro Antiguo
y Aceptado Rito Escocés”.
¿HUBO
O NO ÓRDENES Y RITOS HEREDEROS DE LA TRADICIÓN TEMPLARIA?
Llegamos finalmente a la cuestión de
plantearnos si actualmente hay o no Ordenes masónicas u otras diferentes que pudieran
ser herederas de la tradición de la Orden Templaria.
Sabemos que desde la revolución francesa,
1789-1729, el aura que rodea a los templarios ha tenido proporciones míticas, y
su realidad histórica se ha visto ensombrecida por un velo de deslumbramiento.
Y han surgido, en el devenir del tiempo, varias sociedades que se autodenominan
como “templarios”, con la pretensión sin más, de ser descendientes de la Orden del Temple desde
1314.
Ante lo expuesto, de forma muy extractada,
podemos considerar que en realidad las únicas Órdenes y Ritos que pueden probar
que tienen una relación directa y efectiva de filiación con la Orden del Temple
son:
La Orden de los Caballeros de Cristo
en Portugal.
Y el Rito Sueco, instaurado por los
templarios en el exilio, cuyo Gran Maestre de la Gran Logia de Suecia lo sigue ostentando
el rey de Suecia.
Fuera
de estas órdenes relevantes, quedarían por nombrar otras sociedades de
templarios escoceses no estudiadas, que aparentemente pudieran tener parcelas
de tradición templaria, como la creación del Rito Escocés Rectificado, cuyo
origen deriva de la Orden de la Observancia Templara Estricta fundada por el
barón Von Hund, hacia
finales del decenio de 1.740, que significó un nuevo avance dentro de la
francmasonería escocesa. Su fundador afirmaba, sin acreditarlo, que tenía
autorización delegada por miembros allegados a Carlos Eduardo Estuardo, exilado
en París, 1720-1788. Así que, ante esta supuesta aseveración, apoyándonos en las
recientes investigaciones sobre tal potestad, podría considerarse que esta colectividad
pudiera proceder de idénticos círculos ya existentes de la Obediencia Escocesa.
No obstante, cabe indicar que aunque la Orden de la Observancia Estricta, señala
seguir las líneas del pensamiento templario, reconoce que sus rituales
pertenecen al siglo XVIII.
Por el contrario hay autores como el
Dr. Carlos Raitzin quién dice que los únicos ritos masónicos que tienen una
vinculación directa con el Temple son el Rito Escocés Rectificado (originado de
la Estricta Observancia Templaria de Von Hund) y el Rito Sueco.
Añade además el citado autor, que si
bien ya no hay dudas sobre las relaciones entre la Orden del Temple y la masonería operativa, sí que se pone en
tela de juicio el supuesto vínculo entre
el Temple y la masonería especulativa originada
en el siglo XVIII con la Gran Logia de Inglaterra; pues este cambio profundo
que se produjo en la masonería (de operativa a especulativa) significó, según palabras
de Raitzin, “una desviación de la recta
vía”, como confirma muy acertadamente, entre otros escritores, el barón Von
Sebottendorf , ya que provocó un cambio inmediato de las relaciones entre la
Iglesia y la Masonería, pues a raíz de ello la Iglesia que hasta ese momento
había protegido a los masones operativos
constructores de catedrales, se tornó contra ellos con las famosas excomuniones.
CONCLUSION
Se puede afirmar que, aunque hay
historiadores que tratan de persuadir parentescos entre los Caballeros del Temple y
la masonería especulativa o moderna originada en el siglo XVIII, hoy por hoy nadie ha podido demostrar tal
aseveración. No obstante, si que han habido determinadas instituciones legales como: las logias masónicas simbólicas, filosóficas,
los rosacruces y el Gran Priorato de España, que adoptaron en sus rituales,
como en el rito (R.E.A.A.), alusiones templarías
y rosacruces en los grados filosóficos, de manera alegórica referida a la Orden
del Temple. Pero esta utilización simbólica
legendaria, como el vocablo “Templario”, no
acredita ninguna relación o
filiación entre la Orden del Temple y la masonería
especulativa nacida en esa época, ni haber recibido la herencia espiritual
y secreta del Temple. Se puede atestiguar que tanto la operatividad de la Regla como los verdaderos
ritos de los Templarios no han perdurado. Lo único que ha quedado son matices
de determinadas copias de antiguas tradiciones que han sido adoptadas de postizo en ciertos grados contemporáneos.
Lo único que está documentado e
indubitado, como ya hemos dicho antes, es la filiación de la vigente Orden de los Caballeros de Cristo en
Portugal, como unas de las herederas
legítimas del Temple, que sigue teniendo
su personalidad jurídica, como tal institución, pero está inoperativa en cuanto
a su antigua regla y tradición. En la actualidad el único papel que desempeña esta
institución es puramente simbólica, al ser usada por los Presidentes de la
República de Portugal para nombrar, a título honorífico, Caballeros de Cristo a
aquellos personajes que se han distinguido en bien de la humanidad.
Igualmente también detenta filiación la
Orden Templaría y Masónica del Rito
Sueco, (Gran Logia de Suecia) fundada por los templarios en el exilio, cuyo
Gran Maestre siguen ostentando los reyes de Suecia.
En resumen, tras la extinción de la
Orden del Temple, lo único que ha persistido en el devenir del tiempo es el
espíritu cristiano, humanista renovado que la envolvía, escanciado en otras
Ordenes y ritos modernos dispersos cuya operatividad no descansa ni en la norma
como tampoco en los objetivos de antaño, sino en otra estructura jurídica con fines distintos donde desarrollan una actividad legal especulativa
en diversos campos como: el cultural, filosófico, altruista, beneficencia,
humanitario, etc. sin depender necesariamente de la autoridad del obispo de
Roma.
Es
de conocimiento general que durante la mitad del siglo XIX hasta hoy día se ha divulgado, salvo
excepciones, en todos los medios de difusión cosas aberrantes y extravagantes
sobre los templarios desprovistos de todo fundamento de ser cierto, distorsionando la historia
verdadera de los Caballeros Templarios y confundiendo al público en detrimento
de una realidad acaecida.
ÓRDENES
O ASOCIACIONES LÍCITAS QUE SE AUTODENOMINAN TEMPLARIAS:
Algunas
asociaciones u órdenes iniciáticas lícitas,
que se autodenominan templarías que no reivindican su filiación con la Orden
del Temple, dedican a fines culturales, altruistas y de
beneficencia. Entre ellas tenemos las siguientes:
- El Gran Priorato de España de las Órdenes Unidas, Religiosas,
Militares y Masónicas del Temple, San Juan de Jerusalén, Palestina, Rodas
y Malta”, de 1830.
- El Rito Masónico Templario y el grado 18 Rosacruz (R.E.A.A.); ninguno de
ellos tiene relación ritual o histórica con las antiguas órdenes
militares-religiosas ni con los rosacruces medievales.
- No se conoce con precisión ni cómo
ni cuándo el Rito del Temple y Malta llegó las Islas Británicas, sólo han
sido encontradas huellas en el año 1.760, y la multiplicidad de los
Rituales existentes al final del siglo indican orígenes distintos.
- La Rosacruz de Oro como la principal corriente rosacruz del siglo XVIII, cuyo rito es
muy similar al del Rito de Menfis.
- La Orden de los Hermanos
Iniciados de Asia y Caballeros de la Luz,
fue fundada por el barón Hans Heinrich von Ecker-und-Eckohoffen.
- La Antigua Mística Orden Rosacruz (AMORC), fundada por Harvey
Spencer Lewis e 1.915, en Nueva York.
- Los Caballeros de la Alianza Templaría, contra la droga.
- Hay otras Hermandades o Maestrazgos, que en
definitiva no son de linaje templario, sino más bien proyectos personales.
Pero ninguna de estas organizaciones existentes, hoy en día, pueden
acreditar, su efectiva y legal descendencia de la Orden fundada por Hugo
de Payens y sus Pobres Caballeros de Cristo.
Por
otra parte, existen otras Órdenes actuales que persisten en reclamar su
procedencia Templaría, sin poder acreditarlo, como es el caso de:
- La Orden Soberana del Temple Iniciático
(OSTI), con sede en París, que
trata de justificar su filiación con la Orden del Temple, fundamentándose
en la Carta Patente de Larmenius. Al
respecto, la mayoría de los investigadores
refutan tal pretensión al considerar que la Carta Patente de la
OSTI es una estafa, mientras no acrediten la legitimidad de su procedencia
con el Temple.
En
fin, desde el siglo XVII hasta la actualidad varias sociedades culturales e
iniciáticas sin fines lucrativos, se consideran herederas de los templarios, pero la realidad es que nunca
han podido documentar su autenticidad. Desde pasadas centurias las fábulas
acerca de los templarios, ha tenido visos míticos, y su realidad histórica ha
sido oscurecida y enmarañada por un soplo de romanticismo, cuya aura aún
perdura en nuestros días.
Dr. José Carrasco y Ferrando
Abogado-Criminólogo
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