LA MASONERÍA UNA INSTITUCIÓN DESCONOCIDA
Conferencia pronunciada en el Centro Cultural Miraflores Marbella
PRÓLOGO.-
Así como en el mundo occidental la
Masonería, llamada también Francmasonería, es respetada y reconocida por el
progreso que ha llevado, a lo largo de la historia, a las naciones; también
está presente en la conducta de muchas personas honestas, ilustres y de
cualquier condición que han hecho engrandecer a sus pueblos. Sin embargo, en
nuestro país no podemos decir lo mismo, debido al período de la tremenda persecución que sufrió la misma,
en la pasada dictadura que dejó en la memoria de la ciudadanía secuelas
nefastas. Por lo que podemos decir que la Masonería en nuestro país aún es la
gran desconocida, aunque, en la actualidad va despertando interés y ha comenzado a dejar de tener ese halo
misterioso, para algunos tenebroso, que la han envuelto en un profundo
secretismo.
A los investigadores nos corresponde la
responsabilidad histórica de hacer
conocer la Masonería tal como es, con
sus luces y sombras, porque creemos que aún tiene una razón de ser y una misión
que cumplir en beneficio de la
humanidad.
Desde dentro de la Institución se deja
surgir las consecuencias que la escuela masónica produce en sus miembros, al trabajar
sobre sí mismos, ó como dicen
“desbastando la piedra bruta” que deben pulir y trasformar, despojándola de sus
asperezas y acercándola a una forma en consonancia con su destino. Perciben la
Masonería como una actitud ante la vida y el universo, que les permite un contorno,
una personalidad, una ética de comportamiento a quien la practica, y que se
manifiesta por medio del ejercicio de la conducta en la vida como ciudadano, pero
siempre a través de la individualidad de la persona que actúa,
y no de la Institución, porque ésta, no es política, ni religiosa, ni sostiene
ningún tipo de ideología determinada.
SUS ORÍGENES Y EVOLUCIÓN-
No resulta fácil describir ni el inicio, ni el concepto de la Francmasonería cuando ésta detenta
diversas áreas de tan variada naturaleza. Debido a que la masonería tiene muchos
de esos campos, es por lo que, para poder comprenderla, es inevitable primero
que nos remitamos, sucintamente, a sus
orígenes y posterior evolución.
Hay autores como C. W. Ledbeater, en su
libro: “La Masonería, Historia Secreta” que remonta sus inicios esotéricos en
la tradición de los misterios egipcios y caldeos. Y otros historiadores
consideran al Abat Wilhem von Hirsschan
(1000-1091), quien fue maestro de la Logia de San Emmoran en Regenbourg, como el fundador de las logias. Pero si situamos a la masonería
como una manifestación exotérica, organizada como una Hermandad colectiva, la
referencia histórica constatada más inmediata la situamos en la Edad Media, en
los canteros alemanes, llamados “Stonemasons”, cofradía de masones que
detentaban el arte y la ingeniería de
construir catedrales y edificios colosales de la época. Hay dos corrientes de
tradición en Alemania, según el historiador Gould, una emana de Inglaterra a través de los
monjes celtas y la otra de Italia por
medio de San Bonifacio. En el siglo XII los constructores de los monasterios fusionaron
en el arte y la técnica a constructores masones de diferentes poblados, y
juntos formaron la sociedad que
posteriormente se conoció como “Steinmetzen” en toda Alemania.
Ya en el siglo XIII, se conocen logias
autónomas de canteros, que están emancipadas
de los conventos, y forman con otras logias corporaciones de afiliados
al oficio. En estas logias los asociados comienzan a utilizar los signos
característicos de los maestros que trabajan la piedra, dejando su estampa en
la misma, siendo un medio de testimoniar la expresión del simbolismo que
representa. Este simbolismo lo plasman de muy diversas maneras. Por ejemplo:
las dos Columnas con las letras J. y B., un Delta llevando en su centro un ojo;
el Sol; la Luna; un Cordón de doce nudos; el Nivel; la Plomada, el Compás; la
Escuadra, y otros símbolos que hacen referencia a su corporación secreta; así
como otros combinados que tienen un carácter de
formas arquetípicas, que sirven de modelo original y primario en un
arte. Esta simbología se sigue utilizando en la Masonería actual.
Pero, fue a finales del siglo XIII y
principios del siglo XIV cuando se originan movimientos migratorios con
canteros alemanes, creándose un intercambio de obreros y artesanos de la
construcción de grandiosos edificios, entre Alemania, Inglaterra y Escocia. Y
no es nada asombroso que en esta época,
comenzaran a surgir las cofradías de
esos canteros y artesanos que dieron el origen a la Masonería inglesa. El museo
británico de Londres guarda el pergamino manuscrito más importante de la Masonería operativa, “los Old Charges”,
“los viejos deberes”, de esa época, denominado “Regius” datado en 1388. Este
documento contempla una serie de normas que regulan a los maestros y a los
obreros dentro de las Cofradías. Por lo que se puede decir que los canteros
masones ingleses y los alemanes se constituyen en una sola corporación, y sus
estatutos o textos reguladores tienen fundamentalmente el mismo conocimiento y
principios. En 1459 los canteros “Stonemasons”
de Alemania se unificaron para formar una Gran Unión denominada “Steinmetzen”,
gobernada por cuatro Logias Ejecutivas, de las cuales Estrasburgo era la
cabeza.
Tan íntimas son las similitudes entre ésta organización
masónica operativa antigua y la posterior Masonería
especulativa moderna que muchos historiadores alemanes aseveran que los
Steinmetzen fueron los que crearon el sistema especulativo de la nueva
Masonería. Pero esta afirmación de que
hubo una verdadera unión entre
las dos citadas corporaciones, no ha podido ser acreditada; por lo que se
considera que la Francmasonería Especulativa alemana procede de Inglaterra.
Las Constituciones de Estrasburgo de
1459 contienen una devota invocación de los nombres del “Padre, Hijo y Espíritu
Santo: de nuestra llena de gracia Madre María y de sus servidores, de los
Cuatro Santos Mártires de eterna memoria. Y según las Ordenanzas de Torgaude
1462, los constructores en piedra (Stonemasons) veneran a los Cuatro Mártires
Coronados como sus santos patrones. Hoy en nuestra Masonería especulativa o
filosófica, tradicional, celebra a sus
santos patrones: San Juan Evangelista,
el 27 de diciembre, en el
solsticio de invierno, y San Juan Bautista el 24 de junio, con el solsticio de verano.
Un códice del año 1475, escrito en el
reinado de Eduardo IV, de la dinastía normanda, dice: “...que construyó grandiosas obras y estimuló a los muchos masones
venidos de Francia, a quienes nombró sobrestantes, maestros de obra, que
trajeron consigo las Obligaciones y Reglas de las Logias conservadas desde los
tiempos de Roma, y también lograron del rey la reforma de la Constitución de
las Logias inglesas según el modelo extranjero y el aumento de salario de los
masones operativos”.
El Arte Real de la arquitectura impuso
unos conocimientos que los maestros quisieron ilustrar en el seno de sus
corporaciones, en el campo de la ordenación artística, en las matemáticas, en
la talla de piedras, etc.
El sentido de la unidad, la armonía y
la creatividad de estas corporaciones de
canteros-masones, dejan la huella espléndida de su obra moldeada en la arquitectura, la escultura, la
pintura y en todo el arte general. De los muchos ejemplos que se cuentan del
vestigio esparcido por toda Europa, uno de ellos lo tenemos en Deberan en Macklenburgo, donde existe
un tallado de la Última Cena, en el cual los apóstoles están representados en
conocidas posturas masónicas; también en
la catedral de Estrasburgo se encuentra tallada en piedra la leyenda de
Hiram Abiff; en la catedral de Würzbugo hay dos pilares, que llevan inscritos la
palabra Jakin y Boaz, , y en un convento
de Schauffhausen , se puede contemplar un grabado donde una figura está
haciendo el signo de un Maestro Instalado.
Las corporaciones ya formadas como
auténticas colectividades masónicas, son reconocidas jurídicamente por el
Estado, y continúan con la escuela secreta de su arte en general
y al mismo tiempo siguen realizando auténticas ceremonias ritualísticas
donde trasmiten, a sus postulantes, sus signos, palabras de
pase, toques y el secreto del Arte Real.
El amanecer de una nueva época fue
anunciado por el Renacimiento del conocimiento y de la cultura clásica
durante el siglo XV, tiempo de mucha actividad creadora, de quebrantamiento de
ataduras, de la liberación de un nuevo y vital espíritu de libertad, cuyo
resultado directo fue lo que se denominó la Reforma. Y la causa de ese cambio y
reconstrucción fue una reacción general contra el espíritu de la Edad Media.
NACIMIENTO DE LA MASONERIA ESPECULATIVA.-
Después de la Reforma, tanto en
Inglaterra, como en el continente, la arquitectura eclesiástica prácticamente
cesó como una de las actividades de las uniones de los canteros, y las Logias operativas entraron en disolución debido
a que su trabajo ya no era necesario. Así que, mientras la Reforma socavaba los
cimientos de la Masonería operativa, también daba a Europa la seguridad para
que resurgiera la Masonería especulativa de manera abierta.
Algunos autores han negado la
posibilidad de la existencia de la Masonería especulativa con anterioridad a su
aparición oficial; pero hay que decir que el movimiento del pensamiento
filosófico o especulativo, es decir, la aceptación de Masones teóricos en el
seno de las Cofradías operativas, era la regla más que la excepción, no sólo en
las masónicas sino también en todas las uniones de esa época. El hecho es que a
partir del segundo tercio del siglo XVII surge el concepto de “Masón
Aceptado” al ser admitidos por los canteros
masones operativos a todos aquellos profesionales que nada tenían que ver con
la construcción, como: juristas, médicos, físicos, profesores, astrólogos,
alquimistas, hombres ilustrados, aristócratas y demás profesiones liberales.
Pero, entre el período en que la
Masonería operativa se encontraba en su esplendor, y el surgimiento de la Masonería
especulativa, al comenzar el siglo XVIII, hubo un sombrío lapso durante el cual
la luz de la Francmasonería, tanto operativa como especulativa, parecía casi
extinguida. Es durante este período de postreforma cuando hallamos minutas (apuntes, notas) de las
reuniones de las Logias, y también cuando salen las primeras referencias públicas sobre los secretos de los Masones
Libres encontradas en la literatura de la época. Ejemplo de estas Minutas
tenemos las siguientes:
La Minuta más antigua escocesa que existe de una Logia,
fechada en 1598, está custodiada en la Logia de
Edimburgo, Capilla de María, con el número 1, en el rollo de la Gran Logia de
Escocia. En este documento se registra por primera vez, una costumbre adoptada
anteriormente, donde se deja constancia la aceptación en las Logias operativas
de Hermanos no operativos.
Otra la tenemos en la Minuta inglesa, de fecha 1620,
de la Logia de la Aceptación anexa a la Compañía de Masones de Londres, donde
hay constancia documenal que personas que no pertenecían a dicha Logia eran también candidatos como
“Masones aceptados”.
Y por último sobre las Minutas irlandesas los investigadores han tenido una mayor
complejidad para encontrar evidencias de anotaciones, ya que era costumbre en
el siglo XVIII entre los masones destruir todas las minutas, documentos,
certificaciones, registros, actas de las Logias, para evitar que cayeran en
manos de gente profana. Hay un dato significativo y es que en una Logia especulativa, de Doneraile,
1710, en su minuta consta que fue iniciada la señora Elizabeth St. Legar.
Esta etapa de transición constituye el eslabón que conecta la antigua Masonería operativa medieval con la nueva
Masonería especulativa tal como la conocemos hoy. Ahora las Logias ya no
necesitaban tener ningún secretismo por temor a la muerte y a la tortura, como
sucedió en la época del oscurantismo. La libertad de pensamiento, de expresión
y de acción había triunfado.
El único registro existente de la Primera Gran Logia del mundo aparece en
la segunda edición de las Constituciones del Anderson, publicadas en 1738. Donde dice que
esta debía de ser una confraternidad universal moral que uniera a los hombres de
bien de todas las naciones, de todas las lenguas, de todas las razas y de todas
las posiciones sociales, a pesar de las ideologías políticas o credos
religiosos que los dividieran. Con ello
se termina de crear la Masonería especulativa llevada a cabo por tres significativos
masones: el pastor presbiteriano Anderson,
autor del Libro de las Constituciones y organizador de la Masonería
especulativa. El pastor Desaguliers,
que fue el propagador. Y el Chevalier Andrew M.Ramsay, por la influencia que
tuvo en la renovación de la masonería francesa.
Quizás lo más importante y
característico de estas Constituciones fue el
haber derogado definitivamente todo impedimento religioso para los futuros
miembros de la Orden. Los antiguos Hermanos operativos habían sido protestantes
y católicos; pero a partir de ahora se había quitado toda limitación sectaria,
dejando a cada masón en libertad de profesar cualquier fe por considerar que
todas son semblantes de la verdad.
Sin pretender hacer un estudio de la
Constitución de Anderson, de 1723, que representa el “texto por excelencia” de la Masonería, reseñamos, por la
importancia que tiene el artículo fundamental relativo a: los Deberes de un Francmasón, entresacado
de los antiguos documentos de las Logias del Continente y de Inglaterra,
Escocia e Irlanda, recogido en el artículo I titulado: DE DIOS Y LA RELIGION,
que dice: “El Masón está obligado por su
carácter a obedecer la ley moral, y si debidamente comprende el Arte, no será
jamás un estúpido ateo ni un
libertino irreligioso. Pero aunque
en tiempos antiguos los masones estaban obligados a pertenecer a la religión
dominante de su país, cualquiera que fuere, se considera hoy mucho más
conveniente obligarlos tan solo a
profesar aquella religión que todo hombre acepta, dejando a cada uno libre en
sus individuales opiniones; es decir, que han de ser hombres probos y rectos en
honor y honradez, cualquiera que sea el credo o denominación que los distinga.
De esta suerte la Masonería es el CENTRO DE UNION y el medio de conciliar
verdadera Fraternidad entre personas que hubieran permanecido perpetuamente distanciadas”.
Sobre las expresiones contenidas en dicho artículo, se quiere ensalzar la
libertad, la independencia, la autonomía, de la persona en cuanto a creencia,
conocimiento y conducta, sobre el asiento de la fraternidad humana con su forma
de actuar.
Ciertamente el propósito de las
Constituciones conlleva el ordenamiento de las reglas masónicas, recogiendo la tradición.
SOBRE LOS GRADOS.-
Con el surgimiento de la Masonería
especulativa se origina un proyecto que
determinará su carácter y su estructura. Por ejemplo, referente a los grados, en
la Masonería operativa antigua sólo existían dos grados de francmasones, el
de Aprendiz y el de Compañero. Solamente se menciona al maestro para las
funciones de la dirección propia de las obras. Así que, es en la Masonería especulativa cuando se crea, según el Reglamento XIII de
las Constituciones de1723, el tercer grado de Maestro como coronamiento de la
jerarquía iniciática. De esta manera queda dividida, a partir de ahora, la
enseñanza masónica en tres niveles correlativos, que se imparten en el lugar
denominado Taller o Logia de San Juan: para el primer grado, el de Aprendiz; y la Cámara para el segundo y
tercer grado, o sea, Compañero y Maestro. Estos tres grados iniciáticos
simbólicos constituyen la enseñanza básica
de la masonería que llamamos azul.
REFERENTE A LOS RITUALES.-
Otro planteamiento que emerge en la
Masonería especulativa es la recomposición de los rituales. Sobre este asunto ha habido mucha controversia entre
los historiadores masonólogos en relación con el origen de nuestros modernos
rituales especulativos de los cuales no existe rastro documental, previo a la
restauración de 1717. La decadencia de las Logias operativas tuvo un desastroso
efecto sobre el antiguo ritual que había sido transmitido, por costumbre, solo
oralmente de Logia a Logia y de Maestre en Maestre desde los días de los
Colegios Romanos. Era usual que ninguna palabra del ritual podía ser nunca escrita,
y tenía que ser aprendida de memoria por los Maestres y sus oficiales de las
Logias. Ya en los días que se llega a la restauración, esta tradición oral
había llegado a estar muy descompuesta y aunque aún se recordaban las acciones
ritualísticas antiguas, las palabras que las acompañaban habían degenerado en
un lenguaje que ni los propios masones entendían.
Ante esta situación los padres de las
Constituciones, Anderson, Desaguliers y Ramsay, procedieron a reunir y revisar
todos los trabajos de los que tenían conocimiento, con el objeto de estructurar
el ritual con el idioma del siglo XVIII que ha llegado a nuestros días. Así que
establecen una norma en la Marca de la Orden, diciendo que instituyen una ciencia especulativa sobre un arte operativo, y el uso
simbólico de lo que representa, a través de enseñanzas morales. Consideran
que el Templo de Salomón fue la cuna de la Orden; y por tanto la referencia a
la Masonería operativa. De aquí que los modernos ritos masónicos, por mucho que
se diferencian unos de otros, mantienen la historia de dicho Templo y sus
elementos operantes como substrato de todas las modificaciones introducidas en
el sistema masónico.
En este proceso la Masonería
especulativa comienza a desarrollar ceremoniales simbólicos, en base a las
ceremonias iniciáticas de las antiguas tradiciones que absorbe. De esta manera
surgen ritos diferentes que haya que clasificar e identificar. De aquí salen
los altos grados en diversos ritos. Y en esa libertad de ordenación y práctica
ceremonial surge una voluntad unificadora que desemboca en múltiples ritos
iniciáticos. En conclusión, podemos decir que, la Masonería especulativa es multiritual y practica principalmente
los Ritos Escocés Antiguo y Aceptado, Emulación, Escocés Rectificado,
Escandinavo y York, entre otros practicados por las Grandes Logias de la
Amistad. Entre estos ritos el escocés se convierte en uno de los más bellos,
esotéricos, profundo y divulgado en todo el mundo.
DEFINICION DE LA MASONERÍA
Una vez expuestos los diferentes aspectos de la variada
naturaleza de la Masonería, vamos a tratar en el campo definitorio, qué es
la Masonería.
Tenemos muchas definiciones de lo que
es o no es la Masonería, y es tanto que muchos escritores han recurrido, para
poderla explicar, a destrezas de excepción como que: la masonería no es una
religión, no es un partido político, no es una secta, no es un club social,
etc. Con ello se ha intentando de establecer lo que es el mundo masónico
enmarcándolo fuera de los límites de las
normas que recogen tradicionalmente las “Antiguas
Marcas”, término que se emplea por todas las corporaciones, tribunales,
jurados o comisiones de jurisprudencia masónica para designar los usos,
costumbres, leyes y reglas que se consideran fundamentales principios de la
honorable Fraternidad de Masones Aceptados, aunque los tratadistas no han
coincidido nunca en su definición, clasificación y enumeración. Las mentadas
antiguas marcas se llaman en inglés “Landmarks”, es decir, linde, marca o
señal, que componen la primera Constitución
de Anderson de 1723. Así que, lo que
está solamente dentro de esos límites pertenece al orbe masónico, permitiendo
su conceptuación y estudio.
La Gran Logia de Inglaterra nunca
intentó definir las citadas Marcas, por lo que desconocemos el concepto en que
las tenían los masones del siglo XVIII;
sin embargo, sí conocemos la opinión de los eruditos masones del siglo XIX,
y entre las definiciones dadas
transcribimos la adoptada por el Congreso Masónico de Chicago, de 1893, que
dice: “Las antiguas marcas son aquellos principios fundamentales que caracterizan
a la Masonería, según lo definen los Deberes del Francmasón, y sin los cuales
ninguna Institución puede identificarse
como tal Masonería, combinados con las esencias del lenguaje no escrito,
por el cual se distinguen entre sí los masones.
El Dr. Anderson recopiló esta obra de
manuscritos antiguos que estuvieron en uso antes de 1717 y que fueron también
fuente de autoridad para las opiniones de algunos tratadistas. El libro de la
Constitución de Anderson, quedó aprobado por la Gran Logia de Inglaterra en
1723 y, dentro de ella, se consideran los DEBERES como la ley básica escrita de
la Masonería.
Por el contrario, fuera de ese marco
constitucional nos encontramos, con definiciones antimasónicas variopintas
cuyos argumentos rayan, desde la más supina ignorancia hasta el desconcierto y
lo perverso. Ya, desde hace siglos, en nombre de la Masonería existen conductas
humanas individuales como también asociaciones con influencias atribuidas a la
Masonería que, a menudo tienen diseños totalmente opuestos o confusos.
Por lo tanto, ante estos planteamientos
es aconsejable ceñirse a lo imparcial, es decir a la esencia de lo que es o
representa la Francmasonería. Y para ello recurrimos al aforismo que dice “no
hay que confundir el objeto, con el dedo
que lo señala”. Así que, para saber lo que es la Masonería será preciso primero
experimentarla, comprenderla, y después, tratar de describirla. Pero teniendo
mucho cuidado de no confundir el “dedo con el objeto”.
Para ello, primero, partiremos de la
mano de un reconocido historiador , como es el eminente profesor de Historia
Contemporánea de la Universidad de Zaragoza, José Antonio Ferrer Benimeli, el
cual es fundador y presidente emérito del Centro de Estudios Históricos de la
Masonería Española que, en el epílogo de su libro “La Masonería”, Editorial
Alianza, Madrid 2001, dice lo siguiente “Si
la masonería no es satánica, ni tiene nada que ver con los judíos y sus
Protocolos, ni con los comunistas, ni con la pretendida conjura universal
secreta, la pregunta que puede surgir espontáneamente, después de oír durante
tantos años lo contrario, es: entonces, ¿qué
es la masonería? O si se prefiere; ¿qué
tiene esa asociación para que haya sido
perseguida con tanta dureza y crueldad por comunistas, fascistas, nazis…, y en
general por todos los regimenes totalitarios, y para que siga siendo atacada en
nuestros días?
Y concluye definiendo a la Masonería como
“… una escuela de formación humana, que
abandonando las enseñanzas técnicas de la construcción, se transforma en una
asociación cosmopolita que acoge en su seno a todos los hombres de diferentes
lenguas, razas, religión etc., pero que coinciden en el deseo común de
perfeccionarse por medio de un simbología mística y racional….”.
Otra definición se desprende de la proporcionada por una
Institución Masónica como, el Gran
Oriente Español, efectuada en Madrid en el año 1934, que declara lo siguiente:
“La Francmasonería es
un movimiento del espíritu, dentro del cual tienen cabida todas las tendencias
y convicciones favorables al mejoramiento moral y material del género humano.
La francmasonería no se hace órgano de ninguna tendencia política o social
determinada. Su misión es la de estudiar desinteresadamente todos los problemas
que conciernen a la vida de la humanidad para hacer su vida fraternal”.
Y por último, desde la
visión de un Adepto, se concibe la Masonería universal como un taller de formación
humanista, que habiendo pasado de ser constructores antaño de edificios, se
convirtieron en el siglo XVIII en una asociación internacional que admite en su
seno a personas de diferentes sexos, condición social, orientación o sentir,
lengua, raza, religión o política, que a través de una misma mística o
razonamiento, simbología y ritual , concuerdan con un mismo objetivo de
mejorarse como seres humanos, en beneficio propio y ajeno, ayudando a los demás
por medio de la beneficencia, la solidaridad, la fraternidad, y también, cómo
no, en la pericia filosófica que abarca la lógica, la ética y los valores de
toda la inmensa complejidad que caracteriza la vida humana. Con este ideal de
fraternidad y mutua ayuda trabajan unidos por un mundo más armonioso y
equitativo dejando a un lado sus diferencias opuestas, trabajando por el progreso,
y por alcanzar una paz y prosperidad social en los pueblos.
¿ES LA MASONERÍA UNIFORME?
La Masonería tiene por principios la
tolerancia mutua, el respeto a los demás y a sí mismo y la absoluta libertad de
conciencia, por lo que siendo única, en su espíritu masónico al buscar la
verdad, la fraternidad y la libertad, en un plano de igualdad, no es uniforme
en todas partes, pues denotaría tener mucha estrechez de juicio pretender
erigirse en juez del resto de las Masonerías existentes. Como declaró el
Congreso Masónico de Chicago, de 1893.
Existen varias Obediencias u Órdenes
masónicas, en todo el mundo, que son dignas de respeto e independientes entre
sí. Por ejemplo, en el siglo XIX ya se consolida, por una parte, la Masonería anglosajona, tutelada por la
Gran Logia de Inglaterra, que reconoce y mantiene relaciones con otras
Obediencias por lazos de Amistad, tanto de Europa, América, Asia y Oceanía.
Esta masonería tradicional, fiel a la Constitución de Anderson de 1723, no es un movimiento estrictamente
filosófico, como algunos autores erróneamente apuntan o como también, señalan
ciertas Instituciones masónicas, porque en su seno no se admite toda
orientación u opinión, al estar la Orden circunscrita a unas reglas
determinadas por los Landmarks. Ya que se fundamenta
en una de las más importantes Marcas de
la Orden, la norma 19, al reconocer la
creencia en un Dios como Gran Arquitecto del Universo, considerándose esencial para
la iniciación de un candidato. Por tanto, al ser teísta, únicamente admite en
su seno a creyentes de diferentes religiones: cristianos, judíos, musulmanes,
hindúes, etc. Y, sobre la Biblia, aunque las antiguas Marcas no dicen nada, en
las Logias, antes y después de la promulgación de las citadas normas de 1723,
era costumbre, para revestir el juramento que realizaban los candidatos en las mismas,
como hacían los testigos en los tribunales de justicia, se usaba la Biblia para
darle forma de solemnidad a la ceremonia. Y fue a partir de 1760 cuando se le
dio la categoría de Luz de la Logia. Desde esa época quedó expuesta la Biblia
en las logias inglesas y de muchos otros países, pero su uso nunca ha sido
universal. Es por ello que, aunque la Biblia u otro Libro de la Ley Sagrada,
representa una guía de la fe de cada uno, sólo puede considerarse en un sentido
simbólico, como se consideran simbólicamente las otras dos grandes luces, la
escuadra y el compás.
Por otra parte, también existe una Francmasonería latina esparcida por
todo el mundo de inspiración liberal,
que se basa en una doctrina filosófica
abierta establecida en los principios que la rigen, y en su seno se admite toda
orientación o sentir al no estar sujetos sus miembros iniciados a ningún
juramento ante cualquier libro sagrado, ni a reconocer un Ser Supremo. Por
ejemplo, el exponente más significativo, entre otros, es
el caso del Gran Oriente de Francia que, siendo la más antigua Institución
masónica francesa, desde su origen hasta 1869 mantuvo presente la Constitución
de Anderson de 1723 y tuvo relaciones fraternales con todas las Masonerías del
mundo, pero desde dicha fecha muchas Grandes Logias rompieron sus relaciones
con esa institución, primordialmente por las siguientes causas: por sus
enseñanzas agnósticas; por no tener la Biblia sobre el altar, por mezclarse en
política de partido, y por ejercer un escrupuloso laicismo en el seno de su
institución. Sin embargo, todas ellas, sean tradicionales o liberales, forman
una confraternidad universal moral que tiende a unir a las personas de bien de
todas las naciones, de todas las lenguas, de todas las razas y de todas las
posiciones sociales, a pesar de las ideologías políticas o credos religiosos
que los puedan dividir, prestando ayuda a los demás por medio de la
fraternidad, la beneficencia y la enseñanza.
¿ES SECRETA LA FRANCMASONERÍA?
Respecto al carácter confidencial de la
Orden es otra Marca importantísima. La Masonería no es una sociedad secreta en
el estricto concepto lógico, ya que está legalmente inscrita como una sociedad
cultural, sin fines lucrativos, y sus propósitos y finalidades son de dominio
público. Ahora bien, si se entiende a la Masonería como una sociedad con cierta
suma de conocimientos, como un método para reconocerse sus miembros, y varias
enseñanzas que sólo se comunican a sus adeptos a través de una iniciación,
entonces sí podemos decir que es, en ese ámbito, discreta como lo son otras
instituciones civiles y militares.
CONCLUSION.
Como
hemos visto, la Francmasonería es una organización muy distinta respecto de
otras. Es tan diferente, que es difícil pensar en alguna otra organización con
la cual sea comparable. Se podría decir que se asemeja más a la universidad de
la vida. La Masonería no es una cosa obvia y familiar que el masón/a pueda
entender en el momento de ingresar en
ella, es más bien algo que debe ser aprendido y asimilado en el
transcurso del tiempo.
Una
de las peculiaridades de la Masonería es el lugar que ocupa en la historia
universal. En pocas organizaciones, su historia está tan viva, tan
constantemente presente y tan necesaria para la comprensión de sus enseñanzas. La
tradición forma una parte viva y activa en su trabajo, no es una realidad
pasada muerta y olvidada, sino trascendente y cercana al masón/a. El eslabón
del pasado les mantiene unidos y determina gran parte de las actividades que hacen. La Masonería especulativa nació como consecuencia de un
gradual desarrollo a partir de la Masonería operativa y a través de un camino
continuo, podemos llegar al linaje de los Hermanos constructores de la Edad
Media. Los actuales miembros también son masones, excepto que donde los
antiguos erigieron bellos edificios, los presentes trabajan por construir un
Centro de Unión Universal entre las personas, cuya finalidad principal sea la de conciliar antagonismos y crear
una verdadera fraternidad y ayuda mutua entre todas las naciones.
Y para ello, la Masonería tiene un papel fundamental en la
concienciación de la educación, ya que es una materia que está en proceso de
transformación de manera espectacular proyectándose sobre un futuro inmediato, y,
como prueba de ello, ya están emergiendo nuevos modelos de transmitir
conocimiento y de crear capacidades fuera del marco de la tradicional formación
reglada.
Por lo tanto, las nuevas generaciones
tienen ante sí el reto de prepararse para poder competir con los mejores del
mundo. Y esto no significa almacenar títulos en el desván, sino poder estar en
la vanguardia en sus respectivas
actividades personales,
profesionales y como ciudadano del mundo.
Junto
a la educación y la innovación
como factores que determinarán
el futuro de nuestra vida, se precisará
además la sana ambición de
superarse y de ser mejores en lo que hagamos cada día para que las naciones
fragmenten sus limitaciones, que las
estancan, y puedan avanzar hacia el progreso .
La labor del masón, como ciudadano, en
la formación y la creación en el campo
social y económico, cimentará la meritocracia que permitirá llegar a un mundo más abierto gracias a la globalización, a la hiperconectividad y a la
aceleración tecnológica, pero sin olvidar nunca el factor humanístico que lo
impulsa.
Puede
parecer, desde el mundo profano, que hablamos de unos principios más bien ilusorios.
Pero esta visión del siglo XVIII que perdura en nuestra memoria colectica,
obviando los errores propios de toda asociación, sigue trabajando por alcanzar
esa bella “utopía alcanzable”, porque disiente totalmente, junto con otras
instituciones filantrópicas, con los fraccionamientos, la ignorancia y
beligerancias políticas, económicas y
religiosas que acosan actualmente a nuestro mundo.
Y
termino con una frase de Henry D. Thoreau que dice: “Ser filósofo no consiste
en el mero de formular pensamientos sutiles, ni en fundar una escuela. Consiste
en resolver algunos problemas de la vida, no en el ámbito teórico, sino en el
práctico”.
Dr. José Carrasco y Ferrando
Abogado-Criminólogo
29 de enero de 2015
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